25 de diciembre de 2012

El triunfo de las ciudades - Edward Glaeser

Edward Glaeser defiende a las ciudades, los rascacielos y la alta densidad como la mejor opción de futuro para la humanidad.

Glaeser, E. 2011. "El triunfo de las ciudades". Taurus. Madrid. 

En esta obra de Glaeser encontraremos una defensa a ultranza de la ciudades como opción de futuro para la humanidad. El americano expone su opinión sobre las ventajas en términos de eficiencia que ofrece vivir en una ciudad. Quizá, la principal crítica que se pueda hacer a Glaeser es que, en ocasiones, las afirmaciones que hace son poco objetivas y basadas en su percepción personal. 

No obstante, hay algunas ideas interesantes que se desarrollan a lo largo de la obra:

La densidad trae riqueza: El autor se basa principalmente en la argumentación de que poner en contacto a muchas personas, tendrá grandes posibilidades de producir innovaciones, especialmente cuando estas personas provengan de sectores distintos. Es decir, que una ciudad con una población bien formada y diversificada tendrá una gran ventaja competitiva respecto a otras.

Además, se critica la fiebre expansiva que algunas otras ciudades han tenido en favor del sector de la construcción. 

 La densidad es ecológica: En contra de la creencia de muchos ecologistas, Glaeser afirma que el impacto de una ciudad con una gran población será menos peligroso para el planeta que el impacto de urbanizaciones o zonas rurales con mucho bosque y naturaleza pero que obliguen a sus vecinos a utilizar el coche para desplazarse al trabajo, y a casi cualquier otra utilidad.

El futuro está en la formación: Es interesante también la reflexión que se hace sobre la decadencia de las ciudades industriales. Si hay algo con capacidad de adaptación a una nueva realidad, ese es el ser humano, por tanto, el futuro de una ciudad tendrá mejores perspectivas si su población está contenta donde vive y dispuesta a poner su intelecto en la búsqueda de una salida para la crisis de su ciudad.

Tener una ventaja competitiva en infraestructuras, seguramente sea la clave del éxito en el momento actual, pero cuando en cualquier parte del mundo surja un cambio tecnológico que deje estas infraestructuras desfasadas o inservibles, la ciudad quedará en una situación realmente comprometida.

Sin duda, las reflexiones de Glaeser son interesantes, pero todas se hacen desde una posición en la que el sistema capitalista neolibeal no entra en cuestión. Hubiera sido un poco más rico que el autor se plantease en algún momento una alternativa a esta concepción del mundo ya que, a veces, peca un poco de simplista.



“El mercado funciona, mejor o peor, y cuando en una ciudad los precios de la vivienda son realmente altos en relación con los ingresos, se puede apostar que ese sitio tiene algo de agradable. Si en un área muy atractiva los salarios fueran altos y los precios fueran bajos, eso atraería a miles de habitantes nuevos que inmediatamente harían subir el coste de la vida.” Pág 182-183.