"La ética protestante y el espíritu del capitalismo" es una de las obras más representativas de Max Weber pero, paradójicamente, él nunca escribió esta obra como tal.
Weber, M. 2003. "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". Fondo de Cultura Económica. México. 1ª Ed. Original 1920.
Weber, M. 2004. "La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Introducción y edición crítica de Francisco Gil Villegas M". Fondo de Cultura Económica. México. ISBN 968-16-6908-8.
Esta es precisamente la versión que yo leí y debo recomendársela al lector porque me resultaron clarividentes y de gran ayuda los comentarios de Gil Villegas, tanto en la introducción, como en sus notas críticas.
Dicho esto, ¿qué es lo que expone Weber en esta obra?
Según Weber con la llegada de la Reforma, el calvinismo y los protestantes, la sociedad experimenta un cambio en su concepción de lo bueno y lo correcto.
Tradicionalmente, la religión católica postulaba que el hombre conseguiría la salvación llevando una vida piadosa. La reforma protestante instauró la creencia de la predestinación de algunos a ser salvados y otros a ser condenados. A pesar de que el hombre no podía hacer nada para cambiar su destino, si podía tratar de descubrir que es lo que le estaba esperando. Dios beneficiaría a los que iban a salvarse con el éxito en el trabajo, lo que llevó a los individuos a una carrera por intentar demostrar que cada uno iba a salvarse.
De esta forma se rompe con la idea de conseguir la salvación a través de actos mágicos, como podrían ser las liturgias, confesiones, etc. Esta ruptura con lo mágico fue denominada por Weber "desencanto", y tuvo como consecuencia una tendencia a la racionalización cada vez mayor de las actividades económicas, y por ende de todas las actividades humanas (argumento en el que posteriormente se basaría Ritzer para sus obras "La McDonalización de la Sociedad" y "El encanto de un mundo desencantado").
Esta tendencia a la racionalización se debía principalmente al rechazo de lo mágico comentado -ya no se podría manipular el destino y, por tanto, el ser humano perdía control sobre su alma- y a la búsqueda de una mayor eficiencia que agradaría a Dios independientemente de que el individuo fuese elegido o no.
Por tanto, trabajar se convirtió en una cuestión moral. El individuo debía trabajar en aquello para lo que tenía vocación y debía hacerlo lo mejor posible para honrar a Dios.
Concluiremos con esta obra en el próximo post.
Puedes hacerte con Ética protestante y el espíritu del capitalismo aquí.
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