25 de septiembre de 2012

La condición humana - Hannah Arendt

Hannah Arendt reflexiona sobre la Condición Humana y la predisposición de la humanidad hacia el cambio.

Arendt, H. 1993. "La condición humana". Paidós. Barcelona. 1ª Ed. Original 1958.

 

la condicion humana - Hannah Arendt
La Condición Humana
El ser humano a lo largo de su vida debe tomar una decisión fundamental, cambiar o no cambiar. Tome la decisión que tome, el entorno seguramente cambiará, pero el modo en que los seres humanos afronten esto como colectivo es la decisión política por excelencia.

Para referise a una actitud proactiva ante el cambio, Arendt habla de la vita activa cuyas tres actividades fundamentales son labor, trabajo y acción (Pp. 21).

La labor se refiere a actividades que tienen que ver con el proceso biológico; el trabajo a aquellas actividades no naturales y la acción corresponde a la condición humana de la pluralidad.

Muy en la línea de Weber con su tradicionalismo y su racionalismo, Arendt señala la vita activa  como oposición a la vita contemplativa. Esta última, basándose en las ideas de Santo Tomás, defenderá la vida pasiva como el modo más indicado para vivir.

En el Antiguo Régimen, la vida religiosa era la única que podía vivirse en público y el ámbito privado concernía a todo lo demás. Con el paso del tiempo y la secularización, el hombre conquisto la vida pública como un lugar de acción, ya que, hasta entonces, era un espacio de contemplación.

Gracias a la acción el hombre puede expresarse y diferenciarse. Valga aquí la muy utilizada metáfora religiosa del rebaño del señor. Cuando lo público deja de ser principalmente religioso, el hombre deja de ser rebaño y comienza a desarrollarse su individualismo.

Por último, el desarrollo de la ciencia llevó a un cambio de perspectiva fundamental. Hasta cierto momento, el centro del universo era la Tierra y en consecuencia el hombre. Con el descubrimiento del telescopio, y el avance de la ciencia, comenzó a plantearse que quizá hubiese otros centros, y que el centro mismo dependía del lugar desde donde se miraba.

Es decir, que nació el relativismo. El hombre empezaba a asumir que ciertas cosas que eran seguras podrían no serlo tanto y que quizá, en el futuro, surgirían otros puntos de vista o explicaciones.

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