5 de septiembre de 2012

La Personalidad Social de Castilla - Alfredo Hernández Sánchez 2004

Leyendo "La Personalidad Social de Castilla" disfrutaremos de la clarividente visión del autor sobre las razones de la actual situación de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

 Hernández Sánchez, A. 2004. "La Personalidad Social de Castilla". Septem Ediciones. Oviedo. España.

 

Al terminar de leer "La personalidad Social de Castilla" acabaremos con una idea básica: la personalidad castellana no es la más apropiada para triunfar en un sistema capitalista.

El razonamientova muy en la línea de Max Weber y, de hecho, lo que aquí se hace es aplicar lo que Weber señaló sobre la idoneidad de la moral protestante para adaptarse al capitalismo, a la realidad castellana. Es decir, ante una imperante tradición católica, la adaptación al capitalismo fue mediocre.

De lectura amena, la obra se divide en  cinco partes: "Introducción", "El poder y la identidad colectiva", "El tradicionalismo", "La modernización" y "A modo de epílogo", en las que se desarrolla la tesis comentada anteriormente.

La visión que se ofrece de Castilla y León es, más que pesimista, inquietante. En primer lugar porque parece que a veces los castellanos se escudan en un pasado glorioso para justificar las protestas ante los factores externos que les han dejado fuera de los ámbitos de decisión.

"Castilla ha vivido el poder, ha disfrutado el poder
y ha tenido nostalgia del poder." (Pp. 11).

En segundo lugar porque el propio desarrollo histórico de la realidad política ha hecho que la identificación de Castilla con España y el españolismo conlleven una importante pérdida de identidad por parte de los castellanos con respecto a su región. "Los castellanos se sienten sobre todo de sus provincias de nacimiento" (pp. 13) se repite en varias ocasiones.

Y, en tercer lugar, porque los dos factores anteriores se unen para reforzarse. El hecho de esa mirada constante al pasado, de considerar la tradición como el "deber ser" ha provocado que el espíritu emprendedor de Castilla y León haya estado lejos de mostrar la fuerza necesaria para ser competitivo. Weber señalaba la Reforma protestante como clave para que los individuos se sintiesen bien en un ámbito capitalista. Mediante el trabajo, la eficiencia y la prosperidad el hombre podía honrrar a Dios. No hace falta ser ningún experto en marketing para darse cuenta de la potencia de este sentimiento. Cualquier empresa quiere unos trabajadores tan implicados que condicionan la salvación de su alma a la práctica de una vida acorde a los objetivos empresariales. 

Pues bien, en Castilla pasó lo contrario. La Contrarreforma, el tradicionalismo, la falta de una visión a largo plazo en un contexto capitalista, hizo que, poco a poco, el poder emigrase a otros lugares.

La situación actual de la región es difícil, económicamente pues la crisis afecta a Castilla y León tanto como al resto de España, y políticamente por la poca fuerza que el sentimiento castellano parece tener. Ante esto,  una reflexión del autor:

"En política, cuando se acude a la historia para ver quién lleva más razón, siempre se acaba en conflicto, y los castellanos son muy propensos a ello, porque hacen del historicismo el chivo expiatorio de su realidad social y económica. En este sentido la historicidad es una rémora para la sociedad castellana" (Pp. 98).

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